lunes, 12 de agosto de 2019



LIBRE ALBEDRÍO

La definición más fundamental de una ventana, es que ella es una apertura en una pared o en un techo, que se deja para permitir ventilación e iluminación al interior de una construcción.

Ventanas las hay de muchos tipos. Algunas son redondas, otras cuadradas o rectangulares, unas tienen vidrios de colores y hasta vitrales, otras son totalmente transparentes. Las hay con marco de metal, de madera, de plástico o de aluminio. Encontramos del tipo fijas, oscilantes, batientes, pivotantes y plegables.

Hay las que están totalmente nuevas y relucientes y otras opacas de tanto polvo y tiempo acumulado, hasta que pueden llegar a no abrir de tanta herrumbre que acumulan o del polvo que se petrificó con el paso del tiempo.

Se han visto también con el vidrio roto por alguna pelota que jugando un niño su puntería falló...

En nuestros viajes a grandes ciudades del mundo, hemos observado los bellos rosetones calados y adornados, en las antiguas iglesias del arte gótico y románico, que definitivamente son una forma de ventana, por donde entra la luz de Dios en forma de prisma multicolor.

Llegamos al planeta tierra por una hermosa ventana, nos iluminamos tanto que la luz nos hizo llorar, los ojos los tuvimos cerrados por días hasta que nuestro instinto nos permitió dilatar nuestras pupilas por primera vez…

Dios y el universo, le disponen al ser humano todo tipo de <<ventanas de la vida>>, para ponerlas a la orden de nuestro bien, denominado libre albedrío...

Este bien que se nos “endosó”, es el poder de decisión que cada ser humano en su mente y alma tiene de obrar según decida de forma voluntaria. Cada persona cuenta naturalmente y frecuentemente con libertad para tomar sus propias decisiones, aunque a veces podríamos estar sujetos a presiones, necesidades, limitaciones o inclusive padecer de “aletargos”.
Nuestras reflexiones y nuestra voluntad, generan las decisiones que afectan a nuestro libre albedrío, para decidir sobre que <<ventanas de la vida>> debemos, deseamos, queremos u olvidamos abrir durante nuestra existencia.

La idea de libre albedrío evoca fundamentalmente una capacidad de elegir que se basa en el concepto del yo, la mente y la consciencia, y que rigen nuestra forma de pensar y actuar.

Cuando hablamos de las <<ventanas de la vida>>, pensamos en las decisiones que tomamos para conocer y experimentar a diversos niveles, las muchas actividades humanas que nos reconforten al adoptarlas como formas rutinarias y en las que invertimos o invertiremos parte de nuestro tiempo de existencia.

Hay muchos seres humanos que heredan las ventanas que deben abrir y se circunscriben a acatar la “orden” familiar - porque no les queda otro remedio -  que el continuar un legado irrenunciable.

Hay otras personas inconformistas, que quieren salir de la rutina del día a día, que rompen las “cadenas del yugo hereditario” y se dedican a abrir nuevas oportunidades.

Hay <<ventanas de la vida>> que nos enseñan por microscopios el “nano universo” con lujo de detalles que lo convierten en un “Big Nano” y en contraste hay otras ventanas mayores que nos muestran por telescopios el cosmos y el universo infinito.

La sociedad con sus normas y sus costumbres, nos llevan a abrir de manera “obligatoria” muchas ventanas. Algunas como la educación - para instruirnos adecuadamente para la vida- o la necesidad de un poseer una religión, son fundamentales e irrenunciables desde los principios de nuestros días.

Normalmente una vez que definimos nuestras ventanas en la juventud, nos es sumamente difícil abrir nuevas panorámicas, a no ser que aparezcan factores ineludibles que nos hagan cambiar o seres humanos motivadores que recompensen la toma de decisiones alternativas.

Siempre llegará un momento en la existencia de la persona, que su libre albedrío lo invita a tomar decisiones, según su pensamiento individual de abrir ventanas nunca abiertas, ya sea por saturación, o por propia curiosidad, por invitación a conocer nuevas vistas, o simplemente para salir de la rutina y reabrir su mundo exterior.

Al abrir nuevas ventanas, aparece en primer lugar el reto del entendimiento de la nueva actividad que nos “trastoca” nuestra zona de confort. Posteriormente empezamos a conocer nuevas personas, que las han contemplado por años y que gustosamente nos transmiten desinteresadamente su experticia y conocimiento, para así poder aprender a tener la observación correcta del nuevo paisaje.

Los conocimientos y experiencias adquiridas con la apertura de las nuevas ventanas, nos llenan de excelentes conocimientos, que nos otorgan cada día mayor sabiduría y riqueza intelectual. Nos suministran vistas nuevas, muchas veces inimaginables y llenas de <<realismo mágico>>.

¿Qué tal abrir las ventanas a un instrumento musical nunca aprendido? – como la guitarra o el saxofón -  y la de un deporte que nunca imaginamos practicar - como la natación o el paracaidismo -  o a la del mundo del arte para experimentar - pintura al oleo o caricaturas. Hay miles de ventanas que podemos abrir durante nuestra existencia, para lograr un mundo más integral y que nuestro paso por la vida nos llene de muchísimas satisfacciones y retos.

Tienes hambre de vida, y ves saltando la mirada a través de todas las ventanas y tragaluces, vitrales, ventanales, que construiste y te diviertes haciéndolo, no sientes nostalgia por la ventana que ya no ves, porque estás muy distraído y maravillado con la ventana que ahora te está deleitando.
No tienes mucho tiempo para dedicarle a cada ventana, pero aun así disfrutas de cada una intensamente antes de cambiar tu atención a la siguiente.

Hay muchos que solo miran siempre por la misma ventana, es cómodo, fácil, no hay riesgo, no da miedo, pero como entristece, deprime, aburre. Al principio no aburría, pero todo tiene su momento y tiempo y hay que saber tomar lo que se necesita, dejar lo que ya no y seguir aventurándose, cambiando, viviendo...

Una vida más integral, completa y disfrutada es cuando permitimos que fluya, como riachuelo de bello manantial nuestro libre albedrío a través de las <<ventanas de la vida>>.

Escrito por:
Juan Raul Alamo Lima. Caracas - Venezuela.
Patricia Alamo Rodriguez.  Claremorris - Irlanda.
Instagram: @juanraulalamo  
Twitter: @juanraulalamo
Facebook Juan Raul Alamo
Blog: juanraulalamo.blogspot.com
12 de agosto de 2019

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