EL LEÑADOR QUE AMOLÓ SU HACHA
El <<leñador>> estaba
en el bosque buscando madera para hacer el fogón y así poder preparar la comida,
además de darle calor a su hogar y a su familia.
Luego de mucha labor se dio cuenta de que su hacha no estaba funcionando como
debería ser, así que tomó de su saco su piedra
de amolar y se dedicó a sacarle filo para ser más óptimo en su trabajo.
Definitivamente el <<leñador>>
se dio cuenta de que la fuerza bruta no lo llevaba a nada, estaba muy difícil
la tarea del corte y tuvo que en algún momento “detenerse” a perfeccionar su
herramienta, para ser mejor en su cometido.
A miles de kilómetros, en el viejo escritorio de su padre y a la luz de su
pasión, lo mismo pensó el aprendiz de <<relator>>, que no estaba haciendo asertivamente su creación
literaria.
Luego de haber escrito sus primeros seis relatos se dio cuenta, de que debía
“detenerse” a reflexionar y estudiar, para así “sacarle punta a su lápiz” y
lograr una mejor disertación.
Definitivamente todo en la vida “se aprende practicando” y la escritura de
relatos no es una excepción, pues siempre y cuando se conozca su metodología
formal, combinando la normativa con la práctica, le hace “pulir las teclas a su
ordenador”.
Así que se dedicó a consolidar el conocimiento, de que todo relato debe
contener un buen inicio que atraiga
al lector, un nudo que lo entretenga
y un desenlace que lo invite al
asombro y lo motive a querer saber nuevamente del autor sobre otras obras por
venir.
Por supuesto el <<relator>>
debe entender, que de nada vale ni la teoría ni la práctica, si su “musa” no le
acompaña para inspirarle, motivarle a elegir el tema y darte la creatividad
adecuada para su manifiesto.
También comprendió que la mejor manera de que lo localice su musa es “cuando
se encuentra en medio su escribir…”
¡La vida es un equilibrio entre la
teoría y la práctica! Cualquier actividad que deseemos emprender está
supeditada a obtener el conocimiento de la teoría
procedente de un maestro, de un padre, de la academia, de los libros y de
muchas otras fuentes y combinarla con la ejecución de la práctica, que por medio de la repetición de la actividad efectuada,
le lleve a tomar las debidas correcciones para ir perfeccionando la puesta a
punto del objetivo trazado.
Llevando la misma idea a otra actividad en la vida, por ejemplo la de un
buen deportista, este se logra mediante la mezcla de una buena enseñanza y una
excelente repetición de la actividad emprendida, que le permita afinar el
detalle para lograr el triunfo en la disciplina.
Hay 60 millones de personas que han corrido un maratón - algo así como el 1
por ciento de la población del planeta Tierra - y pareciera que, para una
persona común, lograr recorrer la distancia del Soldado griego Filípides es una
hazaña casi imposible. Esto no es cierto, pues con la buena disposición, el
apoyo de un buen “coach” y combinándolo con la preparación física, luego de 18
semanas de entrenamiento, se puede lograr trotar disfrutando los 42.195 metros de la ruta llegando a la meta sano,
salvo y lleno de éxtasis.
En la teoría del maratón desde hace mucho tiempo, se dominan las etapas del
mismo. No es igual lo que se siente al salir con la euforia a cuestas, que lo que el cuerpo y la mente empieza a sentir
en una transición en el kilometro 16 o
en el sufrimiento que nubla la mente a partir del kilometro 32 o el éxtasis que siente al ver el arco de la
meta. La alimentación adecuada, combinada con la concentración, la hidratación
y la energización durante la carrera, son temas de importancia vital para
lograr el cometido y recibir la apreciada medalla.
En el idioma inglés, el concepto se denomina “know how – saber cómo –, que
definitivamente es el secreto para lograr el éxito en cualquier actividad deportiva,
empresarial o de cualquier índole que se quiera llevar a cabo.
Todas las ocupaciones profesionales, deportivas, artísticas o de
entretenimiento, manejan el mismo modelo. La persona al principio desconoce
muchas veces totalmente la actividad, por lo que debe inicialmente
familiarizarse con teoría básica del
entorno de la nueva <<ventana de la
vida>> que abrió, y en el menor tiempo posible compaginarlo con la
necesaria práctica que le consolide -
como el cemento y el agua – dicho conocimiento en el ADN de su mente y su
cuerpo.
Otro tema importante es contestar la pregunta: ¿hasta qué edad, el ser
humano está mental y físicamente preparado para lograr su objetivo en una
actividad emprendida?
Definitivamente en lo deportivo, pues es sumamente importante el comenzar a
muy corta edad, para llegar a niveles atléticos de alta competencia, sin
menospreciar que, con fines de entretenimiento, cualquier emprendimiento
deportivo es posible a cualquier edad, siempre que se cuente con relativamente
buena salud.
Se podría decir que el resto de las actividades no tienen límite de edad
para su inicio, pues con la sabiduría que se ha logrado en la vida, las canas
que han puesto la cabellera blanca, permitiría entender la teoría con mayor
facilidad y solo está en nuestro nivel de <<perseverancia>> el lograr la práctica adecuada que nos lleve
al nivel que deseamos obtener.
Hasta un famoso poeta un día confirmo que: “caminante no hay camino, se
hace camino al andar”.
Un dicho popular también menciona un gran manifiesto y es que es verdad
absoluta el que “somos náufragos en el océano del conocimiento” y siempre
tenemos que estar dispuestos a aprender nuevas teorías enriquecedoras para
nuestras vidas.
No existe edad, ni límite de tiempo para abrir nuevas ventanas a nuestra vida. Cualquier ventana que deseemos abrir en nuestra existencia nos traerá nuevas
sorpresas, aprendizajes y sabidurías.
Resumiendo tenemos que, así como el <<leñador>> logró cortar
mejor y mayor cantidad de madera, para poder darle calor a su hogar, con tan
solo darse cuenta que debía parar con frecuencia a amolar su hacha.
Y en el caso del <<relator>>, que debió detener su práctica para
aprender técnicas necesarias para insistir en escribir mejores relatos
fundamentados en la metodología y normativas que condujeran a perfeccionar sus
ideas.
Como “corolario” podemos manifestar que debemos estar siempre claros en
tomar las riendas de nuestra vida. Resistirnos con mucha fuerza a la primera
ley de Newton y así evitar la Inercia, que como a veces nos puede llenar la existencia
con monotonía, en otros momentos no nos deja detenernos para reflexionar y que
por lo tanto nos impide seguir creciendo como personas.
Dios todo poderoso nos ilumine y lo permita...
Escrito por:
Juan Raul Alamo Lima, 06 de agosto
de 2019. Caracas - Venezuela.
Ultima revisión: 07 de agosto de 2019
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Vamos mejorando
ResponderEliminargracias
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