martes, 6 de agosto de 2019



EL LEÑADOR QUE AMOLÓ SU HACHA

El <<leñador>> estaba en el bosque buscando madera para hacer el fogón y así poder preparar la comida, además de darle calor a su hogar y a su familia.

Luego de mucha labor se dio cuenta de que su hacha no estaba funcionando como debería ser, así que tomó de su saco su piedra de amolar y se dedicó a sacarle filo para ser más óptimo en su trabajo.

Definitivamente el <<leñador>> se dio cuenta de que la fuerza bruta no lo llevaba a nada, estaba muy difícil la tarea del corte y tuvo que en algún momento “detenerse” a perfeccionar su herramienta, para ser mejor en su cometido.

A miles de kilómetros, en el viejo escritorio de su padre y a la luz de su pasión, lo mismo pensó el aprendiz de <<relator>>, que no estaba haciendo asertivamente su creación literaria.

Luego de haber escrito sus primeros seis relatos se dio cuenta, de que debía “detenerse” a reflexionar y estudiar, para así “sacarle punta a su lápiz” y lograr una mejor disertación.

Definitivamente todo en la vida “se aprende practicando” y la escritura de relatos no es una excepción, pues siempre y cuando se conozca su metodología formal, combinando la normativa con la práctica, le hace “pulir las teclas a su ordenador”.

Así que se dedicó a consolidar el conocimiento, de que todo relato debe contener un buen inicio que atraiga al lector, un nudo que lo entretenga y un desenlace que lo invite al asombro y lo motive a querer saber nuevamente del autor sobre otras obras por venir.

Por supuesto el <<relator>> debe entender, que de nada vale ni la teoría ni la práctica, si su “musa” no le acompaña para inspirarle, motivarle a elegir el tema y darte la creatividad adecuada para su manifiesto.

También comprendió que la mejor manera de que lo localice su musa es “cuando se encuentra en medio su escribir…”

¡La vida es un equilibrio entre la teoría y la práctica! Cualquier actividad que deseemos emprender está supeditada a obtener el conocimiento de la teoría procedente de un maestro, de un padre, de la academia, de los libros y de muchas otras fuentes y combinarla con la ejecución de la práctica, que por medio de la repetición de la actividad efectuada, le lleve a tomar las debidas correcciones para ir perfeccionando la puesta a punto del objetivo trazado.

Llevando la misma idea a otra actividad en la vida, por ejemplo la de un buen deportista, este se logra mediante la mezcla de una buena enseñanza y una excelente repetición de la actividad emprendida, que le permita afinar el detalle para lograr el triunfo en la disciplina.

Hay 60 millones de personas que han corrido un maratón - algo así como el 1 por ciento de la población del planeta Tierra - y pareciera que, para una persona común, lograr recorrer la distancia del Soldado griego Filípides es una hazaña casi imposible. Esto no es cierto, pues con la buena disposición, el apoyo de un buen “coach” y combinándolo con la preparación física, luego de 18 semanas de entrenamiento, se puede lograr trotar disfrutando los 42.195 metros de la ruta llegando a la meta sano, salvo y lleno de éxtasis.

En la teoría del maratón desde hace mucho tiempo, se dominan las etapas del mismo. No es igual lo que se siente al salir con la euforia a cuestas, que lo que el cuerpo y la mente empieza a sentir en una transición en el kilometro 16 o en el sufrimiento que nubla la mente a partir del kilometro 32 o el éxtasis que siente al ver el arco de la meta. La alimentación adecuada, combinada con la concentración, la hidratación y la energización durante la carrera, son temas de importancia vital para lograr el cometido y recibir la apreciada medalla.

En el idioma inglés, el concepto se denomina “know how – saber cómo –, que definitivamente es el secreto para lograr el éxito en cualquier actividad deportiva, empresarial o de cualquier índole que se quiera llevar a cabo.

Todas las ocupaciones profesionales, deportivas, artísticas o de entretenimiento, manejan el mismo modelo. La persona al principio desconoce muchas veces totalmente la actividad, por lo que debe inicialmente familiarizarse con teoría básica del entorno de la nueva <<ventana de la vida>> que abrió, y en el menor tiempo posible compaginarlo con la necesaria práctica que le consolide - como el cemento y el agua – dicho conocimiento en el ADN de su mente y su cuerpo.

Otro tema importante es contestar la pregunta: ¿hasta qué edad, el ser humano está mental y físicamente preparado para lograr su objetivo en una actividad emprendida?

Definitivamente en lo deportivo, pues es sumamente importante el comenzar a muy corta edad, para llegar a niveles atléticos de alta competencia, sin menospreciar que, con fines de entretenimiento, cualquier emprendimiento deportivo es posible a cualquier edad, siempre que se cuente con relativamente buena salud.

Se podría decir que el resto de las actividades no tienen límite de edad para su inicio, pues con la sabiduría que se ha logrado en la vida, las canas que han puesto la cabellera blanca, permitiría entender la teoría con mayor facilidad y solo está en nuestro nivel de <<perseverancia>> el lograr la práctica adecuada que nos lleve al nivel que deseamos obtener.

Hasta un famoso poeta un día confirmo que: “caminante no hay camino, se hace camino al andar”.
Un dicho popular también menciona un gran manifiesto y es que es verdad absoluta el que “somos náufragos en el océano del conocimiento” y siempre tenemos que estar dispuestos a aprender nuevas teorías enriquecedoras para nuestras vidas.

No existe edad, ni límite de tiempo para abrir nuevas ventanas a nuestra vida. Cualquier ventana que deseemos abrir en nuestra existencia nos traerá nuevas sorpresas, aprendizajes y sabidurías. 

Resumiendo tenemos que, así como el <<leñador>> logró cortar mejor y mayor cantidad de madera, para poder darle calor a su hogar, con tan solo darse cuenta que debía parar con frecuencia a amolar su hacha.

Y en el caso del <<relator>>, que debió detener su práctica para aprender técnicas necesarias para insistir en escribir mejores relatos fundamentados en la metodología y normativas que condujeran a perfeccionar sus ideas.

Como “corolario” podemos manifestar que debemos estar siempre claros en tomar las riendas de nuestra vida. Resistirnos con mucha fuerza a la primera ley de Newton y así evitar la Inercia, que  como a veces nos puede llenar la existencia con monotonía, en otros momentos no nos deja detenernos para reflexionar y que por lo tanto nos impide seguir creciendo como personas.

Dios todo poderoso nos ilumine y lo permita...


Escrito por:

Juan Raul Alamo Lima, 06 de agosto de 2019. Caracas - Venezuela.
Ultima revisión: 07 de agosto  de 2019
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