EN BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD
Si llegas a ver a
una ¡niña con trenzas de oro! que se
esconde detrás de un arcoíris, —entonces
encontraste a la
<<felicidad>>.
Toda la vida nos la pasamos tras de ella, le
ponemos condiciones para definir si la hemos ubicado o no, —quizás hasta desconocemos su significado. Es
muy escurridiza, —se disfraza
constantemente de montaña rusa, de
premio gordo, de título universitario, de yate de lujo, de traje de novia, de
Ferrari descapotable. —Inclusive
se le ha visto encaramada en un recóndito
lugar—, en el último piso de
una utópica e inentendible Torre de Babel.
Es caprichosa, insensible, —a
veces ruda. Le gusta confundirnos, hacernos creer que la encontramos o que llegamos
a ella y no es verdad. También se
disfraza de: — cuando termine…, —cuando consiga…, —en el momento que me gane…, —cuando
tenga… en fin, es muy femenina…
Hay quien la encuentra muy
joven o el que llega al final de su vida sin hallarla. —También está el que nunca
la persiguió, —por supuesto nunca falta el salivoso
sabueso implacable o —El “Sherlock Holmes”, que todos los días de
su vida se levanta y aplica todo su olfato o todas sus técnicas detectivescas, ¡habidas
y por haber!, para buscarla en los sitios más recónditos.
Cuando se es infante, la <<felicidad>>
se suele encontrar con mucha facilidad. ¡Está en todas partes! —Es simple—, no
cuesta ubicarla. Hasta las más pequeñas cosas nos dan alegría. Un beso de tu
madre, una canica brillante, un caleidoscopio multicolor, una mascota amiga, una
muñeca despeinada. —A La <<felicidad>>
no le cuesta aparecer, esta siempre pendiente de nuestra inocencia. —Es nuestra
mejor cómplice y amiga…
Pero ¡como de lo
bueno poco!, a veces la <<felicidad>> brilla por su ausencia… —En
la adolescencia llega el momento en
la vida donde todo se complica. —Es el momento cuando las hormonas; la teoría
de: “el mundo está contra mí y el nadie me quiere” y el acné, hacen su agosto. —El
espejo no nos reconforta. Inclusive hay momentos en que —la vida se vuelve
nuestra peor enemiga. —¡Nadie nos entiende! ¡Todos nos llevan la contraria¡, a
veces queremos desaparecer del planeta…
En un lapso de tiempo
menor que un Tango de Gardel, —más
temprano que tarde, nos llega nuestra temprana
adultez. Todos nuestros diablos se
alborotan y juntos hacen su fiesta con
fuegos artificiales en nuestra mente. Lucifer
nos monta en nuestra montaña rusa de
cuatro 360´s seguidos y nos marea hasta no entender la situación.
A veces en esta etapa
de la vida, todavía somos como el vino recién trasegado a la barrica de roble, que no ha generado su
bouquet adecuado, —el del punto óptimo, —el necesario para ser servido en una
buena mesa con la vajilla de Lladró y
de las copas con arcoíris del Cristal d Arques.
—No nos hemos convertido todavía en el vino de aspecto brillante, que parece
emitir su luz propia, —bien armado con carácter juvenil en la boca, aunque se
trate de un vino con buena crianza, susceptible de evolucionar favorablemente
en la botella.
Es raro observar que el tema de
la amiga <<felicidad>> no nos haya sido inculcado en el colegio, —ni siquiera haya sido discernido. A veces desconocemos
sí ella es una emoción, o una virtud, —o si es una opción de vida, —o si es una actitud. Podemos inclusive asociarla perfectamente con su
hermana del alma la <<perseverancia>>, —que definitivamente es una decisión de vida el querer
asimilarla o no.
—Ambas, son actitudes a tomar, que definitivamente
dependen de la buena voluntad de cada ser humano. —Pareciera que no existe una, sin que la otra haga acto de presencia. ¡son
mellizas!
Hay quien define a la
<<felicidad>> como: “una emoción que se produce en un ser vivo
cuando logró o cree haber alcanzado una meta deseada, lo que influye en
las actitudes y el comportamiento de los individuos o un grupo de ellos”.
Ya inclusive en los tiempos milenarios de la
Grecia antigua, los grandes pensadores trataban de definirla, y se encontraban con
diferentes posturas:
“Para Aristóteles y Platón, ser feliz es autorrealizarse, — y alcanzar las metas propias de un ser humano”.
”Platón por su parte ampliaba el tema,
pues manifestaba que realmente ella se
abre a la vida después de la muerte”. ¡No esperamos ese momento!
“Para Epicuro, ser
feliz es experimentar placer intelectual y físico y conseguir evitar el sufrimiento mental
y corporal”.
El tema del dinero tampoco es ajeno a la búsqueda de la <<felicidad>>. — En tiempos recientes, se escuchó en una oportunidad exponer a un sacerdote jesuita, en la misa de graduación universitaria a sus alumnos, la siguiente afirmación: “El dinero en exceso no hace la felicidad, al contrario genera distorsiones que alteran una vida plena”. —Inclusive a veces encontramos a algún confundido quien valora con pasión el dinero, más no los placeres que con el dinero se consiguen.
La <<felicidad>>, es definitivamente un estado emocional y autopercibido, que influye en las actitudes y el comportamiento de cada ser humano. —Las personas que tienen un alto grado de felicidad continuamente muestran una actitud positiva y se sienten motivadas a lograr nuevas metas. Por el contrario, las personas que no sienten ningún grado de felicidad que muestran un enfoque del medio negativo, se sienten frustradas con el desarrollo de su vida, y frecuentemente atribuyen la culpa al resto de la sociedad con la que conviven.
La depresión y otros trastornos
psicológicos, por ejemplo, se caracterizan por una notoria falta de felicidad
del individuo, lo cual frustra sus posibilidades para acometer con éxito
diversas tareas u obtener beneficios de situaciones objetivamente favorables.
Algo incorrecto que comúnmente
sucede, es que muchas personas creen que la <<felicidad>> se encuentra al ¡final del camino
recorrido! —Es como si nos estuviera
esperando un “duende con un cofre lleno
de monedas de oro en la base del arcoíris”, cuando realmente la <<felicidad>>
se puede encontrar en todo momento durante la ruta disfrutada, —siempre y
cuando se tenga la actitud y la disposición de permitirle su amable y bella compañia.
Ella siempre estará
totalmente vinculada, a que en nuestra mente y cuerpo exista paz interior, que
nos permita sincronizar nuestras energías positivas llenas buenas vibras, —
conectadas con la ¡Ley de la atracción! y llenarnos de fortalezas y
oportunidades hacia nuestra meta planificada, sea esta material o espiritual,
—contrarrestando así las amenazas y debilidades del camino.
Ahora bien; nos
preguntamos: — y si por circunstancias de la vida, ajenas o no ajenas a nuestra
buena voluntad, no alcanzamos nuestra meta en un momento dado, ¿definitivamente
no vamos a lograr ser felices?
Entonces debemos
estar preparados como personas adultas
a recibir los momentos de la vida
como una ¡bella caja de sorpresas! No
permitir que los bombones imaginarios de diferentes gustos afecten nuestro
estado de ánimo, —sean de sabor: dulce, salado,
acido, agrio o picante, debemos recibirlos y aceptarlos sin que se vea
modificada nuestra actitud positiva ante
la vida.
Es una verdad
absoluta que ¡La <<felicidad>> no es compleja de conseguir! Siempre
está a nuestro alrededor. A veces se muestra caprichosa como: ¡niña con trenzas de oro que quiere jugar a
las escondidas! —a veces aparece y nos da sustos inesperados. Hay que
dejarla que nos acompañe a diario, que nos abrace, que nos mime, que nos alimente
de optimismo, que nos autorrealice…
No hay que esperar
para ser felices hacer lo mismo como los malos de el famoso cuento Troll: “a
los Bertenos, comer un Troll los hacía tan felices que comenzaron una
tradición, —Una vez al año, se
reunían alrededor del árbol Troll, para probar la felicidad, en un día de
fiesta llamado el Trolsticio”.
La <<felicidad>>
la podemos encontrar o mantener en cualquier momento del día, —no hay que
esperar años para llegar a una meta y así encontrarla. ¡Ella está en todos
lados y tiempos!, —en una puesta bella de sol; al observar un camino de
hormigas viajando a través del musgo hacia su tronco hueco; en la práctica de
tu deporte favorito; en el abrazo a un amigo de toda la vida; en la sonrisa de
un desconocido que te agradeció un indicación o —hasta en algo tan simple como
cuando cae la lluvia sobre tu rostro. —Son los pequeños milagros que nos rodean y que a veces ni los percibimos.
—Oler el
aroma de una flor, dormir con la conciencia tranquila, ver a nuestra prole
convertida en seres humanos de bien, ser bendecidos por la familia que nos
regalo Dios. —Haber conocido a tantas bonitas personas, apreciar lo grande de
el Universo y asombrarnos todos los días de ser parte de él. Y por supuesto sabernos
amados por nuestra pareja de vida…
Nunca te des por vencido en la “Búsqueda de tu
felicidad”, abrázate con tus creencias y tus ilusiones… ¡haz tu milagro!
Escrito por:
Juan Raul Alamo Lima. Caracas -
Venezuela. | Categoría: Relato Corto
Blog: juanraulalamo.blogspot.com
Instagram: @juanraulalamo
Twitter: @juanraulalamo
Facebook Juan Raul Alamo
19 de agosto de 2019
Muy bonito y sabio. La felicidad se encuentra a largo del camino, no al final 😉
ResponderEliminarMuchas gracias por su comentario
EliminarMuchas gracias
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