lunes, 19 de agosto de 2019






EN BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD

Si llegas a ver a una ¡niña con trenzas de oro! que se esconde detrás de un arcoíris, —entonces encontraste a la <<felicidad>>.

 Toda la vida nos la pasamos tras de ella, le ponemos condiciones para definir si la hemos ubicado o no, —quizás hasta desconocemos su significado. Es muy escurridiza, —se disfraza constantemente de montaña rusa, de premio gordo, de título universitario, de yate de lujo, de traje de novia, de Ferrari descapotable. Inclusive se le ha visto encaramada en un recóndito lugar, en el último piso de una utópica e inentendible Torre de Babel.  Es caprichosa, insensible, —a veces ruda. Le gusta confundirnos, hacernos creer que la encontramos o que llegamos a ella y no es verdad.  También se disfraza de: — cuando termine…, —cuando consiga…, —en el momento que me gane…, —cuando tenga… en fin, es muy femenina

  Hay quien la encuentra muy joven o el que llega al final de su vida sin hallarla. —También está el que nunca la persiguió, —por supuesto nunca falta el salivoso sabueso implacable o —El “Sherlock Holmes”, que todos los días de su vida se levanta y aplica todo su olfato o todas sus técnicas detectivescas, ¡habidas y por haber!, para buscarla en los sitios más recónditos.

 Cuando se es infante, la <<felicidad>> se suele encontrar con mucha facilidad. ¡Está en todas partes! —Es simple—, no cuesta ubicarla. Hasta las más pequeñas cosas nos dan alegría. Un beso de tu madre, una canica brillante, un caleidoscopio multicolor, una mascota amiga, una muñeca despeinada.  —A La <<felicidad>> no le cuesta aparecer, esta siempre pendiente de nuestra inocencia. —Es nuestra mejor cómplice y amiga…

 Pero ¡como de lo bueno poco!, a veces la <<felicidad>> brilla por su ausencia… —En la adolescencia llega el momento en la vida donde todo se complica. —Es el momento cuando las hormonas; la teoría de: “el mundo está contra mí y el nadie me quiere” y el acné, hacen su agosto. —El espejo no nos reconforta. Inclusive hay momentos en que —la vida se vuelve nuestra peor enemiga. —¡Nadie nos entiende! ¡Todos nos llevan la contraria¡, a veces queremos desaparecer del planeta…

 En un lapso de tiempo menor que un Tango de Gardel, —más temprano que tarde, nos llega nuestra temprana adultez. Todos nuestros diablos se alborotan y juntos hacen su fiesta con fuegos artificiales en nuestra mente. Lucifer nos monta en nuestra montaña rusa de cuatro 360´s seguidos y nos marea hasta no entender la situación.

 A veces en esta etapa de la vida, todavía somos como el vino recién trasegado a la barrica de roble, que no ha generado su bouquet adecuado, —el del punto óptimo, —el necesario para ser servido en una buena mesa con la vajilla de Lladró y de las copas con arcoíris del Cristal d Arques. —No nos hemos convertido todavía en el vino de aspecto brillante, que parece emitir su luz propia, —bien armado con carácter juvenil en la boca, aunque se trate de un vino con buena crianza, susceptible de evolucionar favorablemente en la botella.

 Es raro observar que el tema de la amiga <<felicidad>> no nos haya sido inculcado en el colegio, ni siquiera haya sido discernido. A veces desconocemos sí ella es una emoción, o una virtud, o si es una opción de vida, o si es una actitud. Podemos inclusive asociarla perfectamente con su hermana del alma la <<perseverancia>>, que definitivamente es una decisión de vida el querer asimilarla o no.

 —Ambas, son actitudes a tomar, que definitivamente dependen de la buena voluntad de cada ser humano.  Pareciera que no existe una, sin que la otra haga acto de presencia. ¡son mellizas!
 Hay quien define a la <<felicidad>> como: “una emoción que se produce en un ser vivo cuando logró o cree haber alcanzado una meta deseada, lo que influye en las actitudes y el comportamiento de los individuos o un grupo de ellos”.

Ya inclusive en los tiempos milenarios de la Grecia antigua, los grandes pensadores trataban de definirla, y se encontraban con diferentes posturas: 

 “Para Aristóteles y Platón, ser feliz es autorrealizarse, — y alcanzar las metas propias de un ser humano”.
 ”Platón por su parte ampliaba el tema, pues manifestaba que realmente  ella se abre a la vida después de la muerte”. ¡No esperamos ese momento!
“Para Epicuro, ser feliz es experimentar placer intelectual y físico y conseguir evitar el sufrimiento mental y corporal”.

  El tema del dinero tampoco es ajeno a la búsqueda de la <<felicidad>>. — En tiempos recientes, se escuchó en una oportunidad exponer a un sacerdote jesuita, en la misa de graduación universitaria a sus alumnos, la siguiente afirmación:   “El dinero en exceso no hace la felicidad, al contrario genera distorsiones que alteran una vida plena”.  —Inclusive a veces encontramos a algún confundido quien valora con pasión el dinero, más no los placeres que con el dinero se consiguen.

  La <<felicidad>>, es definitivamente un estado emocional y autopercibido, que influye en las actitudes y el comportamiento de cada ser humano. Las personas que tienen un alto grado de felicidad continuamente muestran una actitud positiva y se sienten motivadas a lograr nuevas metas. Por el contrario, las personas que no sienten ningún grado de felicidad que muestran un enfoque del medio negativo, se sienten frustradas con el desarrollo de su vida, y frecuentemente atribuyen la culpa al resto de la sociedad con la que conviven.

 La depresión y otros trastornos psicológicos, por ejemplo, se caracterizan por una notoria falta de felicidad del individuo, lo cual frustra sus posibilidades para acometer con éxito diversas tareas u obtener beneficios de situaciones objetivamente favorables.

 Algo incorrecto que comúnmente sucede, es que muchas personas creen que la <<felicidad>> se encuentra al ¡final del camino recorrido!  —Es como si nos estuviera esperando un “duende con un cofre lleno de monedas de oro en la base del arcoíris”, cuando realmente la <<felicidad>> se puede encontrar en todo momento durante la ruta disfrutada, —siempre y cuando se tenga la actitud y la disposición de permitirle su amable y bella compañia.

 Ella siempre estará totalmente vinculada, a que en nuestra mente y cuerpo exista paz interior, que nos permita sincronizar nuestras energías positivas llenas buenas vibras, — conectadas con la ¡Ley de la atracción! y llenarnos de fortalezas y oportunidades hacia nuestra meta planificada, sea esta material o espiritual, —contrarrestando así las amenazas y debilidades del camino. 

 Ahora bien; nos preguntamos: — y si por circunstancias de la vida, ajenas o no ajenas a nuestra buena voluntad, no alcanzamos nuestra meta en un momento dado, ¿definitivamente no vamos a lograr ser felices?

  Entonces debemos estar preparados como personas adultas a recibir los momentos de la vida como una ¡bella caja de sorpresas! No permitir que los bombones imaginarios de diferentes gustos afecten nuestro estado de ánimo, —sean de sabor: dulce, salado, acido, agrio o picante, debemos recibirlos y aceptarlos sin que se vea modificada nuestra actitud positiva ante la vida.

 Es una verdad absoluta que ¡La <<felicidad>> no es compleja de conseguir! Siempre está a nuestro alrededor. A veces se muestra caprichosa como: ¡niña con trenzas de oro que quiere jugar a las escondidas! —a veces aparece y nos da sustos inesperados. Hay que dejarla que nos acompañe a diario, que nos abrace, que nos mime, que nos alimente de optimismo, que nos autorrealice… 

 No hay que esperar para ser felices hacer lo mismo como los malos de el famoso cuento Troll: “a los Bertenos, comer un Troll los hacía tan felices que comenzaron una tradición, —Una vez al año, se reunían alrededor del árbol Troll, para probar la felicidad, en un día de fiesta llamado el Trolsticio”.   

 La <<felicidad>> la podemos encontrar o mantener en cualquier momento del día, —no hay que esperar años para llegar a una meta y así encontrarla. ¡Ella está en todos lados y tiempos!, —en una puesta bella de sol; al observar un camino de hormigas viajando a través del musgo hacia su tronco hueco; en la práctica de tu deporte favorito; en el abrazo a un amigo de toda la vida; en la sonrisa de un desconocido que te agradeció un indicación o —hasta en algo tan simple como cuando cae la lluvia sobre tu rostro. —Son los pequeños milagros que nos rodean y que a veces ni los percibimos. 
—Oler el aroma de una flor, dormir con la conciencia tranquila, ver a nuestra prole convertida en seres humanos de bien, ser bendecidos por la familia que nos regalo Dios. —Haber conocido a tantas bonitas personas, apreciar lo grande de el Universo y asombrarnos todos los días de ser parte de él. Y por supuesto sabernos amados por nuestra pareja de vida…   

 Nunca te des por vencido en la “Búsqueda de tu felicidad”, abrázate con tus creencias y  tus ilusiones… ¡haz tu milagro!

 Escrito por:  

 Juan Raul Alamo Lima. Caracas - Venezuela. | Categoría: Relato Corto 

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19 de agosto de 2019

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