jueves, 6 de agosto de 2020

“NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA”

   ¡Que se sepa nos llenó de melancolía! Desde hace dos milenios existe un refrán sempiterno que ha trastocado el reconocimiento de los seres humanos y lo podemos encontrar en al menos tres escritos: —“Nunca el juglar de la tierra tañe bien a la fiesta”; “San Cercano no hace milagros; San Lejares por docenas y centenares”; o la expresión de innegable y perenne contenido religioso: —“Nadie es profeta en su tierra”.

   En el Nuevo Testamento de la Biblia, en los Libros de Lucas 4.24 y Juan 4.44, se hace referencia a esta última frase en relación al episodio en el que Jesús, luego de haberse preparado durante 40 días en el desierto, y traer un “talego lleno de sabiduría”  viajó Nazaret (su población de crecimiento) y en su visita a la sinagoga, encontró escepticismo a su mensaje evangelizador, y los asistentes que lo conocían desde pequeño, interpretaron sus palabras como una herejía y como desenlace intentaron arrojarlo por el despeñadero del acantilado, momento en que Jesús de Nazaret, luego de escapar de la multitud furiosa de rencor virulento, sentenció con el famoso refrán. —Después de dicho episodio viajó a al pueblo de Cafarnaúm donde predicó y sanó enfermos, además de ser escuchado y respetado. En base a la lógica de estas palabras, sí una persona quiere ser reconocida, deshacer su melancolía, y alcanzar una buena reputación o respeto debe emprender el caminar a lugares fuera de su origen, tal como hacían los profetas en la antigüedad. 

   ¡Qué verdad tan verdadera! Hay muchos refranes o proverbios que hemos oído durante toda nuestra existencia, pero algunos de ellos son “de armas tomar”, este en particular, demuestra, y tiene que ver con la credibilidad de nuestras palabras, acciones, y/o con el alcance de una reputación creíble en el entorno cercano que nos rodea; que nuestra familia, compañeros de trabajo o comunidad a veces no nos valora lo suficiente, ni nos comprende, ni nos ensalza, por premisas creadas, “padeciendo así la espina de un amor solitario”.

   “Nadie es profeta en su tierra” — ¿Será verdad esta afirmación rotunda? — ¿Habrá que dar pruebas fehacientes, contundentes y “cortarse las venas” para que el mundo crea y acepte lo que manifestamos con nuestro mayor esfuerzo, elocuencia, verbo o de forma escrita con nuestras acciones?

   Solo demostrando competencia, y honestidad podemos llegar a cuajar un cierto grado de credibilidad que nos permita ser reconocidos como una persona digna de sus palabras y sus actos y empezará a ser distinguido por su labor encomiable, sus palabras dignas; y en particular en el arte de la literatura, por sus escritos certeros y asertivos, en los que se emitan mensajes y enseñanzas con la intensión de comunicar y producir goce estético, por lo general narrando una historia que tiene un buen determinado argumento, basado en las normas lingüísticas y la utilización de su inventiva (¿y porque no su locura?), con ciertos recursos literarios en función del género al que pertenezca el escrito. —Siempre hemos estado tras la búsqueda del reconocimiento (auto o hetero) y muchas veces se nos ha escapado de las manos, pues sin él, tendremos desbalanceado el equilibrio de nuestras necesidades humanas. Percibir críticas de mal gusto, invisibilidad, desgano, malas caras, maltratos, bulling, (…), nos genera un resquemor que a veces impide la continuación de la obra, en algunos casos la desmotivación y/o prosecución de una creación, proyecto o emprendimiento en cualquier área en la que estemos actuando. Por el contrario; mensajes amables, gestos de destaque, “palmaditas”, halagos, sonrisas, críticas constructivas, nos motivan a seguir con nuestro trabajo, mejorándolo inevitablemente con el paso del tiempo.

   ¡Crear algo de la nada es siempre encomiable e inmarcesible! La creación perseverante e inteligente  siempre debe ser reconocida para que su vocación se fortalezca y no se extinga. No se trata de recibir alabanzas hipócritas, ni elogios insinceros y llenarse así de desilusiones. El creador muchas veces se encuentra solitario,  desilusionado y hasta maltratado por la envidia destructiva de pocas personas incapaces y malintencionadas que nunca reconocerán su desaire, sino que a veces  ignorarán o le atacarán  para que no logre su éxito, independientemente de que su significación vaya creciendo con el paso del tiempo y de la edición de tus obras. —La soledad siempre estará a su lado, la mayoría de las veces solo quien le ama entrañablemente le estará animando para motivarte a que continúe, mejore y luche por llevar a cabo la obra que ha planificado de manera inconmensurable “navegar a buen puerto”. Gente que apoya aconsejaría el que no tenga miedo, pues tal vez una soledad que no se percibe o que no entiende es lo que le hace continuar tu obra”

   Muchas veces dicha creación inclusive es inentendible como le ha sucedido a tantos grandes artistas en la historia, cuando su reconocimiento ha ocurrido “post mortem” y no durante su vida llena de efervescencia, como por ejemplo le sucedió en el arte pictórico a los grandes impresionistas como  Claude Monet (1840-1926) y Vincent Van Gogh (1853-1890) o más recientemente a la pintora mexicana Frida Kahlo (1907-1954) y hoy en día se les reconoce como unos de los grandes pintores de sus épocas. También algunos de los más famosos en el arte de la literatura, al creador de Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes (1547-1616), al gran escritor y filosofo alemán Friedrich Nietzsche (1844-1900), o hasta el mismo escritor estadounidense Edgar Allan Poe (1809-1849) que muriera muy joven sin haber sido reconocido por la humanidad.

   La virtud de crear se manifiesta, cuando el autor produce alguna obra que desde cero normalmente nace luego del esfuerzo creativo o científico, ello después de la formación de una idea vaga en la mente del creador, que lo motiva a manifestar un análisis y llegar al detalle de un diseño más escudriñado de su posible obra. —Todo este esfuerzo puede generar en un público una credibilidad, que en términos generales es un concepto que las personas utilizan para decidir si creen o no, basado en la confianza que se genera consecuencia de afinidades éticas, ideológicas o estéticas. También entra en juego el grado de conocimiento fundamentado en las características objetivas y el rigor del mensaje que incluye la calidad y exhaustividad de la obra creada. “La credibilidad es hermana de sangre de la verdad”.

   Definitivamente, la creación en el arte nace del ingenio de los seres humanos a través  de la expresión que le sirven para inventar y transmitir infinidad de obras con fines de distracción, estética y expresiones, que abarcan a la literatura, la música, la danza, la pintura, la escultura, la arquitectura y el séptimo arte de la pantalla grande.

  Una creación ¡nos podrá emocionar, atrapar y hasta enamorar! o simplemente nos parecerá una obra de “garabateos de signos indescifrables”, pero en todo caso estimamos que debemos siempre reconocer el esfuerzo creador de un autor que “debe estar sufriendo mucho al estar muy solo”, pero que siempre estará lleno de una esperanza infinita e inmarchitable…

 

Escrito por: Juan Raul Alamo Lima. Caracas - Venezuela | Categoría: Disertación

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05 de agosto de 2020


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