viernes, 18 de octubre de 2019


ARKO, VENUS Y SUS 31´S

 Era el año 2003 y de forma inesperada, perritos y más perritos nacieron en una noche oscura, dispersos en un terreno inclinado de 2.000 mts2. Linternas y más linternas tras la búsqueda de “no sé cuantos” cachorritos. Se encontraba la familia completa: padre, madre y tres hijos adolescentes escudriñando todos los rincones de la parcela cual escudriñamiento del Federal Bureau Investigation. ¡Hasta altas horas de la madrugada continuó la búsqueda implacable! —Al fin encontramos 11 de ellos y se los fuimos entregado, uno a uno, a su madre parturienta y nerviosa, quien a la mañana siguiente en su “honra”, nos colocó “sin féretro”, frente a nuestra puerta principal, el bebé de Rottweiler que faltaba, solemnemente y lamentablemente fallecido...

 Nuestro hogar estaba casi construido y por razones del destino se tardó 5 años en su ejecución y una vez terminado nos vimos en la necesidad de buscar al mejor amigo del hombre para que nos cuidara el lar, en nuestra solitaria urbanización y así evitar que los malhechores hicieran de las suyas, en momentos de malas intenciones. —Un gran terrero para divertirse, hacer territorialidad  y cuidar un bosque en progreso, donde se habían sembrado pinos caribes,  criollos y escalonados, eucaliptos, aguacates, mamones, guayabas, cambures y pare usted de contar… que con el paso de los tiempo convirtieron a nuestro vivienda en una verdadera “Casa del Bosque”.

 No se hicieron planos ostentosos, sino lo suficiente para albergar a una familia con un matrimonio estable con dos hijas y un hijo, cada uno con su cuarto, así como áreas comunes de cocina, sala, comedor y “estar”. —10 años antes en una noche de insomnio (de esas que heredé de mi padre), en mi mesa de dibujo que quedó de la universidad, centralice mi sueño en una casa de dos aguas tipo chalet en papel bond de 90 gr. con un estilográfico marca Rotring. ¡La ley de la atracción demostró que si funciona!

 Venus fue el nombre que democráticamente en familia le asignamos. Nació en el año 2002 en la ciudad de Cagua, Estado Aragua - Venezuela y llegó “cachorra” a nuestra casa primero que nosotros, y de inmediato se convirtió en su cuidadora, inclusive antes de que la familia feliz viviera en ella. Venus era una Rottweiler, preciosa, viva y alerta, como los de su raza: inteligente, resistente y vigorosa que han prestado servicios a la humanidad por más de 1.500 años desde que fueron criados en el pueblo de Rottweil, en el áea de Wurttemberg en la Alemania antigua.  —Los ancestros de los Rottweilers fueron perros acreditados de cuido de ganado, utilizados a veces como perros de combates en las batallas del Imperio Romano y hasta el “pirómano” Emperador Nerón siempre tenía varios de ellos alrededor de su palacio para disuadir a los intrusos malintencionados.

 A pesar de todos sus atributos y belleza ¡Venus no tenía pedigrí! Era una “Doncella de clase media”.

 Venus ya con un año de edad se empezó a sentir sola y fue por ello que localizamos un macho de la misma raza, de alta estirpe, nieto e hijo de campeones, nacido el 12 de enero de 2003, cuyo nombre era “Arko de Inriville” y contaba con más ¡pedigrí y alcurnia que la Reina de Inglaterra!
 Llegó a las 6 semanas de nacido con una belleza especial, gordito, con su carita vellosa, la torpeza típica de los cachorros, correteando discretamente, lo que generó en el acto “amor a primera lamida”.
  
 Hay que reconocer que desde que apareció Arko, nos enamoramos de él, era un bello ejemplar espectacular de Rottweiler de pura raza y de estirpe, cuando creció era todo grande e imponente, belleza por donde lo miraras, pero siempre con alma de cachorro noble. Fue un Perro de buena familia con apellidos de renombre, su padre se llamó “Hero Von Der Othmar” y su madre “Fifi Vom Berderhagen”, ambos inscritos en la Federación Canina de Venezuela.  —Por supuesto hicimos las gestiones, para que el bello heredero “Arco de Inriville” también quedará registrado en tan magna institución perruna, siendo inscrito con el número 321-119563, como mandan las “Leyes del mejor amigo del hombre”.

 Arko y Venus pues se entendieron de maravilla, aquí también hubo ¡amor al primer mordisco! Arko en un principio veía a Venus como su mamá, pues ella tenía un año más de antiguedad y se notaba la diferencia en tamaño.

 Y  pasó lo que tenía que pasar, la gran estirpe y belleza de Arko, lo llevó a pesar 60 kilogramos en menos de tres años y a ser un hermoso, grande, robusto y poderoso animal, aunque siempre creyó que pesaba solo 8 kilos y lo demostraba cuando uno se sentaba en el piso y él se te echaba encima con todo su peso como si fuera un “Schnauzer”. —tenía una cabellera negra azabache con manchas marrones muy definidas en las cejas, los cachetes y las patas. Su conformación compacta denotaba mucha fuerza, agilidad y resistencia, pues hacía un gran ejercicio en el amplio terreno. 

 Venus y Arko se la llevaron muy bien, pero a pesar de que había amor para ambos, la preferencia se la llevó el gran Arko, pues tenía una mirada de sabiduría infinita y no había manera de ocultarlo.  El siempre sabía si estabas contento o triste y si estabas triste, no sabemos cómo lo lograba pero ibas a dejar de estarlo.  —Arko parecía un sabio reencarnado en un perro, un sabio que pudo vivir muchas vidas y habrá dicho que ya estaba cansado de reencarnar en el cuerpo de un ser humano y dijo: ¡yo quiero ser perro!, porque yo se que los humanos tratan mejor a los perros que a los humanos…

 Y llego el momento cuando el Universo lo permitió, que Arko “El Lord” y Venus “la Chica de clase media” un día y con nuestra bendición decidieron casarse por la “Ley de la Naturaleza” y dejar huella en nuestro planeta que es de todos los seres vivos. —Venus empezó a engordar y a un tiempo de entre 60 y 70 días llegaron al mundo los primeros herederos de la bella pareja. El día del parto ella muy sabiamente se resguardó en una esquina del jardín y dio a luz a una docena de pequeñas criaturas que rápidamente empezaron a amamantar y a crecer. Arko no asistió al parto, fue indiferente con el nacimiento de su camada y cuando estos pudieron hacer travesuras y jugar, hasta les huía para no sentirse abrumado y acosado.

 Fue toda una experiencia el convertirnos en criadores de perros “novatos” de la noche a la mañana, sin tener ningún conocimiento veterinario, lo cual no impidió llevar a todos los cachorros a buen destino, durante su crecimiento con la ayuda de su madre Venus. A veces, dada la cantidad de de ellos, a alguno lo “desenchufábamos”  de la teta, para darles puesto en el festín a sus hermanos más flacos y así fue como le llegó a Venus su título nobiliario ganado en batalla  denominado: “Venus la Matriarca”. —Al final las ubres de la madre no los llenaba y les tuvimos que preparar leche pasteurizada y se la servíamos en una bandeja de hacer pizzas “extralargue” y llegaban todos y a la vez, a deleitarse y hacer su concierto de sonidos de degustación de liquido lácteo, no dejaban nada, salían con las patas y los bigotes blancos llenos de gotas de leche y luego todos a dormir y hasta parecían 12 peluches con vida.

 A menos de un año, Venus quedó embarazada por segunda vez de “Arko el Patriarca”,  pero lamentablemente esta vez Venus muy nerviosa (por razones desconocidas) dio a luz a otra docena de perritos, pero en diversos lugares del jardín donde lamentablemente murió uno de ellos, por no haber sido localizado a tiempo.

  En un tercer parto en menos de 3 años llegaron al mundo siete perritos más, para completar sus 31´s,  que es un buen número primo.

 Tanto Venus como Arko vivieron 11 años. Primero se fue Venus y creemos que el Universo lo hizo así para irnos preparando a todos nosotros, y posteriormente a los meses Arko, quienes como fiel pareja perruna, trajeron al mundo a 31 perritos, bellos que poblaron a Venezuela de esta linda y noble raza, que los confines de Alemania nos heredó.

 Todavía me acuerdo ver a mi hijo menor, luego de regresar de la universidad en la oscuridad de la noche a casa, abrazar llorando con sus 22 años en el regazo de Arko,  apoyándolo en los momentos de su despedida, así dándole mucha paz para que se transportara al “Valhala del mejor amigo del hombre”.

 Para nosotros no habrá una pareja de perros en el mundo que pueda llenar ese vacío…





Escrito por: Juan Raul Alamo Lima. Caracas - Venezuela. | Categoría: Relato
Asesora: Patricia Alamo Rodriguez - Irlanda
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18 de octubre de 2019

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