jueves, 30 de julio de 2020


“EL PEREGRINO A LA ERMITA”

       Este escribidor, siempre ha sido peregrino de la hermosa Virgen de los Reyes y como muestra de ello recorrió en 2017, 34 kilómetros a ritmo de maratón, observando ¡Paisaje tras paisaje! y pagando con sudores constantes y endorfinas al por mayor que brotaban de su dermis empañada de fervor. Ya luego de cinco horas el cuerpo de 6 décadas estaba “recordando mejores tiempos en voz alta”. Ya el agua escaseaba, los geles energéticos brillaban por su ausencia, el Gatorade descansaba en paz hacía muchos latidos. —La energética quesadilla Herreña que había engullido en el kilometro 17 de la mitad de la ruta, había pasado a mejor vida. Las arenas volcánicas, las ovejas, las mulas, y las cabras, los verdes de la escala del “pantone”, los azules del mar y el cielo difuminados le llenaban de esperanza; sacando así sus últimas reservas vitales. Faltaba poco por llegar y así poder pagar la factura de su vida.

   ¡Cada ser humano creyente, debe haber peregrinado al menos una vez en la vida! “El título de Peregrino se aplica a todo aquel ser que anda por tierras extrañas y que por devoción o por voto va a visitar a un santuario”. Definitivamente hay muchas formas de peregrinar como, por ejemplo: La visita a la Meca al menos una vez en la vida por los musulmanes, los tiempos pasados de las cruzadas hacia Tierra Santa en Jerusalén, recorrer el tan conocido Camino de Santiago en el norte de España, para llegar a Santiago de Compostela, y muchos más (…).

     Desde 1546, y cada 4 años en una legendaria y pequeña isla de 277 km2 en el Océano Atlántico, perteneciente al archipiélago de las Islas Canarias llamada “El Hierro”, se celebra lo que denominan la “Bajada de la Virgen”. Los peregrinos venidos de todo el mundo se reúnen en un lugar solitario al pie de la Ermita de la Virgen de los Reyes (al noroeste de la isla) para sacarla en orgullosa peregrinación. —Cuenta la leyenda— que, a principios de 1546, el Mar de las Calmas embravecido y enfurecido por vientos huracanados que soplaban en esa zona atlántica, lanzó contra la Bahía de la Orchilla a un barco de origen portugués cuyos tripulantes estaban despavoridos y extenuados de luchar contra el temporal. Los pastores que estaban resguardados en cuevas milenarias con sus rebaños, socorrieron y ayudaron a los extranjeros y recibieron la promesa de entrega de una talla de una Virgen.  Cumplido el agradecimiento, los pastores la llevaron tierra adentro, la bautizaron como la Virgen de los Reyes y le levantaron una sencilla ermita en la “montaña de la Virgen”. Posteriormente hacia 1704 una lamentable y profunda sequía arrasaba a la Isla y descendientes de los pastores originales decidieron llevarla en procesión a la “iglesia de la Concepción” de la Capital Valverde, para reclamar el agua bendita. —Como normalmente ocurre, el clero rancio lo prohibió, “llorando con el llantito sin gracia de los viejos”, pero la fe de éstos hizo que, a hurtadillas y guarecidos en la oscuridad de la noche, se atrevieran a hacerlo. Pues entonces, aquella noche ¡rompió el cielo a llover! y ese milagro desde ese momento es celebrado cada cuatro años por los herreños en un recorrido de aproximadamente 32 kilómetros que trascurren los peregrinos en 18 horas continuas. 

   La isla de El Hierro también es legendaria pues hace aproximadamente 500.000 años, se produjo un fenómeno natural geológico de magnitudes cataclísmica de las más importantes conocidas. —Debido a un fuerte terremoto la isla perdió casi 1/3 de su masa y este trozo de isla se desparramó al océano profundo, lo que generó un gran tsunami que llegó a costas americanas al haberse desprendido aproximadamente 300 km3 de rocas y tierra volcánica, creando en el desplome un fértil valle llamado actualmente El Golfo.

   El Peregrino, “que caminaba tanteando el aire”, tuvo el honor de nacer en la Isla de El Hierro también llamada la ¡isla del meridiano!, nombrada así pues desde los tiempos de Ptolomeo y hasta el siglo XIX, pasaba por ella el referente meridiano “cero” y que fuera hurtado por el Imperio Británico (sin derecho a protesta) y llevado a la población de Greenwich en el Reino Unido. —Desde muy niño nunca tuvo la oportunidad de asistir a una “Bajada de la Virgen”, pues migró muy joven con sus padres a tierras venezolanas y por cosas que le jugó su destino, jamás coincidió con la cuatrienal fiesta religiosa. En el año 2017, luego de participar en la ciudad de Caracas en el Maratón CAF, finalmente se encontró preparado para poder cumplir su promesa y así hacer un peregrinaje religioso-deportivo en solitario, desde la Villa de Valverde hasta la Ermita en la Dehesa, lugar de asentamiento de la virgen, ubicada en lado opuesto de la Isla.

   Todo empezó en la iglesia de la Concepción de la Capital Valverde, templo donde fue bautizado 60 años antes, donde sus padres y abuelos contrajeron nupcias, a las 6 am de un día bautizado por Dios y con olor del vapor del pan al amanecer, equipado con la indumentaria deportiva de rigor, sin GPS y luego de persignarse, empezó a caminar la cuesta de aproximadamente 4 kilómetros hasta las afueras de la capital, vía un pueblo cercano llamado Tiñor, hasta llegar al termino del pueblo de San Andres  a lugares más planos donde le era posible aumentar su ritmo de carrera a trote ligero por caminos de pastores, cabras, ovejas y bruma, pasmado de incredulidad, fuera del tránsito automotor. —La travesía estaba totalmente señalizada por la simbología internacional del senderismo y sus banderitas pintadas en rocas de tres rayas de colores: amarillo, rojo y blanco, en diversos puntos de la ruta. De repente, su cabeza cubierta por rizos charolados, giró a la derecha y con sus ojos picantes del sudor, empezó a observar las vistas del Valle de El Golfo. —Hacia abajo se divisaban algunas de las maravillas que encierra la isla: el bravío Océano Atlántico con olas que superan los cuatro metros, el milenario poblado de Guinea y los Roques de Salmor donde se esconden los últimos lagartos gigantes de El Hierro, así como los campos de plataneras y piñas que rodean al valle. Con la energía faltante y con aspecto de desamparado propio de los vegetarianos, se abasteció con inspiración por tanta belleza disfrutada en su andar. En la mitad del recorrido luego de dos horas y media en el lugar denominado la Cruz de Los Reyes tuvo oportunidad de ser reabastecido de alimento e hidratación, por su querida y bella esposa. Con solo 20 minutos de parada, se continuó trotando por caminos y senderos de arenas volcánicas milenarias, se dejó llevar por el paisaje; los bosques de frezo, faya, laurisilva, y pino canario sucedía y detrás de cada curva le aparecía el mar con toda su intensidad, hasta llegar a las alturas del Pueblo más Occidental de España llamado Sabinosa. Tras atravesar la última verja de ganado, giró a la izquierda por el camino final donde una hilera de pinos que refugió al caminante lo llevó hasta el bosque de las Sabinas, clímax de los vientos alisios sobre las copas de estas milenarias hadas verdes, que aguantan los embates y adoptan fantasmagóricas formas antes de caer y continuar viviendo recostadas sobre el suelo de lava que las vio nacer.  De aquí luego de cinco horas y cuarto de viaje se llegó a las cercanías de la Dehesa, lugar donde se encuentra la Ermita que resguarda a la bella virgen de los Reyes. — El nombre de los Reyes le viene como añadido de los reyes magos que adornan el retablo sobre el que está sostenida.


  Ya con la Virgen enfrente, acompañada de la callada respiración de las rosas, mordiéndose los labios con una sonrisa cansada pero alegre y en soledad en su pequeña ermita y luego de un padre nuestro y un ave María, agradeció a la Virgen de los Reyes por haberle permitido cumplir su peregrinaje, por su casi perfecta salud, su bella familia y armonía de todos los seres de buena voluntad que transitan la mágica experiencia de haber vivido con bienestar en este planeta que Dios nos permite transitar.   

 

Escrito por: Juan Raul Alamo Lima. Caracas - Venezuela | Categoría: Vivencia

Revisión: Katibel Patiño. Puerto Ordaz - Venezuela

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28 de julio de 2020

 

Bibliografía

-          “La Bajada de la virgen de los Reyes, Encuentro cuatrienal con la patrona de El Hierro”. Antonio Ferrantes-Javier Armas-Raúl Alamo. 2001.

-          “Historia de Canarias”. José M. Castellano Gil-Francisco Macías Martín-1.993.

-          Colección Cuadernos de viaje EL HIERRO. Jose Luis Rivera – 1.997.

  

  





 

 


jueves, 23 de julio de 2020

EL ESCAPE DE ÉL CATIRE


   ¡Se enamoró y no lo pudo resistir! Él Catire Caico era un galán de patas blancas, tenía el cabello de color amarillo como los rubios de Hollywood, como esos anglosajones que navegaron los mares y conquistaron Europa del Norte, entrando en aldeas, pueblos y ciudades, haciendo destrozos y herencias de puerto en puerto, quizás llegaron a América antes que Cristóbal Colón la esclavizara en nombre de la corona y con la Iglesia de cómplice. —Su enamorada Chiqui era morena, de pelo hirsuto negro africanizado y de grandes curvas, irresistible, con aroma a café colombiano bañado en ron caribeño, soleada de tanto astro rey sobre sus espaldas. De verdad que al enamorado la locura le entró por su dermis y circuló por sus vasos sanguíneos, sus arterias y venas, hasta llevarle a su corazón vibraciones que le impulsaron a escapar contantemente de su laberinto escénico que le otorgaba su zona de confort, el conocía los aromas de la libertad ¡No hubo manera de pararlo, la locura inundaba su armonía!...
  
  Cuando conocimos a Él Catire Caico ya era un noble “cachorrón”, formaba parte de la digna adopción de una caballeriza. No conocíamos su pasado callejero. Un día llegó al aposento de los equinos mejor cuidados, alimentados y mimados que muchos seres humanos en un país comunista. —Llegó de la nada, hambriento, flaco, demacrado, sediento y golpeado por el transcurrir de su vida errante, solitaria, descamisada, vagabunda y desposeída. Nos  lo dieron en adopción y ¡él aceptó sin chistar!, poner condiciones ni preguntar, solo recibir su alimento y cariño era más que lo que el aspiraba. Luego de nuestras investigaciones, supimos por mucha gente que el tipo vivía en la calle, golpeado, sin techo y sin esperanza. A trompicones la vida le encalleció los codos y las plantas de sus extremidades, de a poco sus costillas se le notaban debajo de una piel sin grasa abdominal, no por lo atlético y “fitness”, ni por consumir una dieta extrema de proteínas, sino por el hambre radical que pasó de joven y el inicio de su adultez.

   Llegó en un momento de emergencia pues de la noche a la mañana, nuestra anterior guardia pretoriana sin razón, ni excusas y sin entregarnos “Carta de Renuncia” desapareció de nuestra “Casa del Bosque” y nos vimos en la necesidad (con carácter de urgencia) de traer nuevos guardianes para evitar ser atacados por los enemigos de los hogares, que siempre están merodeando y buscando la facilidad para manchar la propiedad privada. La nueva guardia incluía (además de a Él Catire Caico) a un chico de Color negro azabache de ojos azules llamado Blue, digno de la estirpe de un centurión romano, quizás no tan enamoradizo como Él Catire Caico, pero con ADN del cruce de una hermosa Rottweiler  y un bello Husky Siberiano que le entregó una estirpe de bello cuidado y hermosura.

   Durante meses hubo estabilidad en los predios y cercados, los contratiempos y trompicones escaseaban en el recinto; pero bastó que empezara la temporada de lluvias para que los corazones salieran de sus bradicardias y los electrocardiogramas empezaran a asombrar a los cardiólogos de la comunidad.

   Y llegó una primera noche cuando llovió y llovió; truenos, relámpagos, centellas y rayos de forma casi semejante a las sensaciones de obtuvo Noé en el inicio de su diluvio; el terreno se ablandó y hasta casi se licuó “cual mantequilla en el asfalto tropical”. Los profundos olfatos del Él Catire Caico y su compinche Blue de pelo mene, registraron olor a tierra mojada, a grama fresca, a árboles felices y quizás en algún cromosoma tenían marcado el conocimiento de que “cuanto más escarba la gallina, más tierra se echa encima” y ¡ahí empezó nuestro karma! Todos los días temprano había que ¡pasar revista!, para verificar la presencia física de la brigada a la cual ¡Blue nunca falto! La cerca tipo ciclón era atacada sin piedad, los alambres de púas no les hacían ni cosquillas, los hocicos trabajaban cual ¡taladro demoledor de concreto!, las patas parecían ¡palas de un Caterpillar bulldozer!; eran altamente eficientes en su trabajo en equipo para llegar a su objetivo, sin mayores planes y solo de forma instintiva lograban su cometido. —Las cicatrices de guerra no se hicieron esperar, sus encías destruidas por los alambrones, sus mejillas flácidas de tanto intento y sus colmillos rayados de tanta locura, se estremecieron de pavor ante aquella prueba determinante de los poderes sobrenaturales de deseo de libertad. Todas las mañanas había que tomar el rollo de alambre, la tenaza afilada, retazos de cabillas con herrumbre y buscar elementos de madera vieja o cerámicas sobrantes, que reforzaran el lado “este” del lindero (que por cierto era el preferido) y que a estas alturas y de tanto reparar, ya parecía una obra artística pintada por Salvador Dalí en unos de sus sueños de locuras surrealista, vedadas a los vicios del tiempo.

   Y “Tanto da el cántaro al agua hasta que se rompe”, esta vez El Catire Caico por primera vez pudo escapar de lo que empezó a ser su prisión, en búsqueda de satisfacer sus celos por los olores progesteronicos y  celosos de su nuevo gran amor Chiqui, a quien logró divisar, oler, ver, babear, husmear y ladrar, sin mayores emparejamientos, pues fuimos advertidos a tiempo y notificados por la familia de la fémina, sobre el intento de secuestro de su consentida, teniendo que salir la primera vez, a altas horas una noche de luna llena, densa y sin estrellas, con una oscuridad impregnada de aire nuevo y limpio, caminando con cholas y pijama (y quizás con mal aliento) e iluminados con una “headlamp” china en la frente, hasta el lugar de intento de delito donde rescatamos al desatado e incontrolable fugitivo. —Luego del rescate, al día siguiente, tratando de sobreponerse de la aflicción, el susodicho sufrió una crisis de mal humor, no volvió a engullir de forma regular y se pasaba el día cabizbajo, meditabundo y deambulando por la parcela de su territorialidad.

   El Catire Caico y su cómplice Blue no tenían nada que envidiar y nada les faltaba; tenían un terreno de más de 2000 metros cuadrados con amplios caminos, verdes gramas, pinos caribes traídos de Uberito en Monagas, cayenas de colores alegres, verdes aguacates gelatinosos que en caídas prematuras les llegaban como “pasapalos”, mangos jugosos que durante tres meses del año les llenaban los dientes de hebras; que decir de las lechosas que degustaban, comida todos los día a las 4 pm y hasta un eucalipto gigantesco venido del Waraira Repano los acompañaba; en fin nos preguntábamos: ¿Por qué tanta insistencia en dejar el nido del confort?        

    Muchas noches repitió su indomable pasión por la fuga de su “Alcatraz hormonal”. —Nos permitimos reclamarle hasta donde nos entendió: “en vez de andar pensando en tus alocadas aventuras, debes ocuparte de tus labores de cuidado” y este nos—replicó en sus pensamientos— “Lo que es del cura va para la iglesia”.

   ¡Por nuestra mente pasaron muchas posibles soluciones!, desde el amarre total todas las noches, quitarle su ración de comida, devolverlo a la caballeriza sin derecho a retorno y hasta vestirnos de casamenteros y traerle una novia a la casa.   

   Solo se le ocurría imaginarse y pensar en: “Sí pudiese despertarme todas las mañanas mirándote y oliéndote, mi vida sería perfecta”. ¡Y como el amor todo lo logra! y ante la inquebrantable obstinación de Él Catire Caico, pues no nos quedó otro remedio y terminamos cediendo…


Escrito por: Juan Raul Alamo Lima. Caracas - Venezuela | Categoría: Cuento
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22 de julio de 2020






sábado, 11 de julio de 2020



LA LUNA Y LA TIERRA




Cada veintiocho llegas



Con tu esplendor vivo



Redonda y con tu giro



Amor y cariño llevas.






Traes locura en excesos



Vienes iluminando techos



Nubes te impiden brillar



Para a mi alma sanar.






Tu nos vez roca azulada



Llena de océanos y nubes



También la noche estrellada



Y con lucesitas de urbes.






Siempre juntas mellizas



La luna y la tierra bellas



Satélite y planeta que izan



Una bandera de estrellas.






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04 de junio de 2020



LUNA DE TRUENO

Luna de Trueno brilló

Y a todos nos asombró

Trajo grandes visiones

Para bellas emociones.


Luz con gran esplendor

Nos regaló lo mejor

Nubes la acompañaban

Con su regazo la amaban.


Dios nos dio un regalito

Galileo está emocionado

De el universo bendito

Me dejó entusiasmado.


Cráteres en Telescopio

Serenidad nos entregó

Noche de caleidoscopio

Mágico momento género.



Dedicado a todos los LUNATICOS del mundo.



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07 de julio de 2020